Columna de opinión: 15 de Octubre de 1879

Por Libertad Magenta

Los aniversarios van y vienen, a veces, un nuevo aniversario puede borrar de un plumazo uno anterior, como ejemplo separaciones, divorcios o nuevos casamientos.

Este mes el Intendente anunció que se avanza en una comisión representativa para festejar los 150 años de la ciudad de Mar del Plata y nos preguntábamos que pasa con el Municipio-Partido al que pertenecemos, ¿Por qué no pensar en serio en un cambio de nombre, o en modificar los límites de la traza de la ciudad?, generar algún hecho que al menos intente recuperar la identidad de una población que históricamente año a año, verano a verano, se incrementa con la llegada de más no nacidos locales, o los que habiendo nacido en la ciudad cabecera de este Partido, vuelven a sus pueblos no identificándose nunca con lo que reza en sus documentos, en donde escrachan Mar del Plata o en el mejor de los casos General Pueyrredon.

El primer asentamiento de este municipio data de 1746, fue la Misión jesuítica de Nuestra Señora del Pilar del Volcán a orillas de la entonces Laguna de las Cabrillas, Cacique Cangapol mediante, los misioneros se alejaron.

En 1856 se asentaron nuevos pobladores de origen europeo, una de las causas principales fue la instalación del saladero del portugués José Coelho de Meyrelles dueño por entonces de todas estas tierras. Este nuevo establecimiento produjo como resultado la aparición de una población estable, la cual comenzó a llamar al lugar Puerto de la Laguna de los Padres, otro verdadero hecho fundacional no reconocido. Pero llegó Patricio Peralta Ramos (PPR) compró estas tierras a Coelho de Meyrelles en 1860 y trece años más tarde fue construido un nuevo templo católico, la Capilla Santa Cecilia, que lleva ese nombre por su esposa, Cecilia Robles.

En 1873 comenzaron los pedidos de Patricio ante la provincia de Buenos Aires para que se reconociera formalmente a la población del Puerto de la Laguna de los Padres con el nombre de Mar del Plata, el cual fue aprobado el 10 de febrero de 1874 mediante la firma de un decreto a pesar de la oposición de la mayoría de los vecinos del Puerto y del Partido de Balcarce al que pertenecían.

De allí que el 10 de febrero es el aniversario clara, pura y exclusivamente de la ciudad de Mar del Plata.

Luego el 15 de octubre de 1879, nuevamente ante la insistencia de PPR, y para evitar conflictos y más pataleos de ‘los costeros’, el gobierno de Buenos Aires, cansado de los pedidos, decidió dividir al territorio a la mitad y se creó el partido de General Pueyrredón con su cabecera en la ciudad de Mar del Plata sobre territorio del Partido de Balcarce, aniversario que en realidad no se tiene en cuenta ni se festeja.

El General Juan Martín de Pueyrredón, fue uno de los once vástagos de un comerciante francés y de una dama porteña hija de un padre inmigrante y una madre de origen criollo.
Su historia militar y política es sumamente frondosa y ya que este municipio lleva su nombre vale la pena profundizarla porque está colmada de claroscuros.

Históricamente a Mar del Plata y a sus dirigentes sólo les importó, importa e importará la ciudad de Mar del Plata, con una traza de sólo 80 km2 dentro de los 1460 km2 del municipio. Para ponerlo en escala, el municipio de Vicente López tiene una superficie total de 33 km2 y La Matanza de 324 km2, la Delegación municipal de Batán 500 km2.

En un Foro de Hábitat, un espacio de discusión conformado por la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Colegio de Arquitectos Distrito IX y la Defensoría del Pueblo, afirman que “el origen del trazado original de la ciudad, no fue más que un negocio de explotación inmobiliaria de Patricio Peralta Ramos (PPR)”.

Más de un siglo y medio después, en el Siglo Veintiuno, los ciudadanos de General Pueyrredón que habitamos los 1380 km2 fuera del ejido de la ciudad, seguimos siendo parias de las políticas territoriales de los terratenientes del Siglo diecinueve, como conclusión, nuestros representantes bonaerenses viven en el pasado, incapaces de aggiornar nuestra provincia de Buenos Aires a los tiempos actuales. Y estos, son apenas unos pocos datos que demuestran la desidia, la apatía y la negligencia de los que nos gobiernan y administran.

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