Editorial: Empieza otra saga

En realidad, para quienes siguen este espacio, podríamos decir que la saga continúa, porque a pesar del cambio de personaje, esto sigue siendo ‘cualquier verdura’.

Como seguramente nadie está ajeno al tema nacional que representó la “invasión” de carpinchos en Nordelta, vamos a pasar directamente al tuit del delegado, Julio César Romero, al que al menos desde nuestra redacción le entendimos la humorada cuando sugirió que si ellos no los querían, acá serían bienvenidos, los carpinchos, obvio.

Esto nos instaló en medios nacionales, como Laguna o Sierra de los Padres, cosa que a nuestro turismo local, olvidado o ninguneado por el EMTUR, no le viene nada mal. Porque para los que no lo sepan, o no lo entiendan, tenemos un importante sector turístico local, y cuando decimos local nos referimos al serrano, al que bien le vendría una mano del EMTUR aunque sea de vez en cuando y ni que hablar de que se ocupen del “Parador Turístico” del Coyunco más inútil que partera del PAMI.

Pero el delegado, al que le aplaudimos la chispa, derrapó o se fue al pasto, como dicen los chicos, cuando en una reunión de vecinos en La Gloria de la Peregrina, por la innumerable cantidad de reclamos por el deplorable estado de las calles, dijo que la delegación no llegaba a los barrios “no por la falta de ingreso económico, sino por limitaciones de importación al país de ciertos materiales”.

Pensamos en preguntarle a qué materiales se refería, pero la verdad, en un municipio con un presupuesto de veintidós mil millones de pesos, decir que no se pueden arreglar y mantener calles de tierra “por limitaciones de importación al país de ciertos materiales”, no merecía preguntas porque no hubiéramos aceptado o tomado como válida ninguna respuesta, o mejor dicho excusa.

En mayo, en otra editorial, ante la renuncia por primera vez de un delegado decíamos “Difícil que el chancho chifle” y mostrábamos otra vez los números del presupuesto municipal y el de la delegación, para explicar que el problema no son los delegados sino los recursos.

Pero ahora viene Romero a sacarnos la venda de los ojos, a traernos claridad, a explicarnos que la falta de soluciones en nuestras pequeñas aldeas, no tiene que ver con los delegados, ni con la fata de ingresos económicos, es por las limitaciones en la importación de materiales ¿cómo no haberlo sabido antes? cuando en la Argentina se importaba hasta el dulce de leche.

Cualquier verdura es poco, no solo nos asignan un presupuesto miserable que no alcanza ni para mantener calles de tierra, ni nos dedican tiempo para pensar en soluciones que duren más de “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”, además nos subestiman.

Y ¿saben qué?
Cualquier verdura, vaya y pase, pero subestimarnos, no está bueno.

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