Columna de opinión: Costeros y serranos

Por Libertad Magenta

Este mes, vamos a contar una historia, o mejor dos, la de los Partidos de Balcarce y General Pueyrredón.

Hasta 1865 existían los Partidos de Dolores, Monsalvo (hoy Maipú), Mar Chiquita, Independencia (actual Tandil) y Lobería, ese año y de un plumazo, el 31 de agosto, de esos territorios, se crean los Partidos de Balcarce, Castelli, Tuyú, Ayacucho, Necochea, Tres Arroyos, Nueve de Julio, Rauch, Arenales y Lincoln.

Lo hicieron con el principal objetivo de que cada distrito tuviera sus límites claros, denominación y autoridades cercanas.

El Partido de Balcarce, que este año cumplió 157 años, contenía los territorios de los futuros partidos de General Pueyrredón y General Alvarado, eran uno solo, hasta que comenzaron los altercados por el establecimiento de la ciudad cabecera del partido.

La disputa era entre costeros y serranos. Los serranos -hoy balcarceños- querían establecer la cabecera del partido en San José de Balcarce, mientras los costeros -hoy marplatenses- la querían en la flamante traza de Mar del Plata realizada en 1874 -sobre el ex Puerto Laguna de los Padres-.

Hasta que, el 15 de octubre de 1879, para evitar conflictos y más pataleos de los costeros, el gobierno de Buenos Aires, cansado de los pedidos, decidió dividir al territorio a la mitad, por eso el paraje “El Dorado”, que se encuentra en el límite, es el punto equidistante a las dos ciudades.

Así, el 15 de octubre de 1879 se crea el partido de General Pueyrredón con su cabecera en la ciudad de Mar del Plata. Sin embargo, lo que este municipio celebra cada año es el aniversario de la ciudad en 1874 y no su creación en 1879.

Más tarde en 1891 se crea el partido de General Alvarado con cabecera en la ciudad de Miramar.

Si bien la división de Balcarce y General Pueyrredón se dio fundamentalmente por intereses económicos y por la elección de la ciudad cabecera en el marco de una especie de guerra entre los que, casi rencorosamente se denominaban serranos y costeros, el objetivo de ambos era el mismo, mantener la cercanía con la administración de su territorio.

Desde 1891, con la creación de General Alvarado, hace 131 años, sí, hace más de un siglo, no hubo un gobernador ni legisladores que hayan comprendido que la creación de nuevos municipios no puede depender de la antojadiza voluntad política, que debe ser una cuestión de estado, porque no se trata del poder de los intendentes o los políticos, se trata de mejorar la vida de sus pueblos.

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